Exposición individual en el Museo de Bellas Artes, Sala de la Biblioteca Popular “El Porvenir”, Concepción dl Uruguay, marzo de 1996.
Presentación de la Serie: “Finisecular”.
La chatarra, maderas, y hierros corroídos por el tiempo, deshechos industriales, partes de poderosas máquinas o pequeñas herramientas manuales que han “muerto” - para dar paso a la robótica y la cibernética- son los materiales que he elegido -tal vez sublimado por su significación o por su “carga” simbólica- para transformarlos en un lenguaje escultórico (construcciones) propio del siglo que “agoniza”.
Un fin de siglo que se caracteriza por la ruptura entre, por un lado la ciencia y la tecnología y por el otro, la sabiduría (es decir la reflexión sobre el fin y el sentido de la vida). Nos dejamos llevar por esa deriva y nos encaminamos hacia un posible suicidio planetario. Hemos exagerado el individualismo, privando al hombre de sus dimensiones más propiamente humanas o sea la transcendencia. Hemos perdido la conciencia de que cada uno puede ser responsable del porvenir de todos, utilizando todos los medios: científicos, técnicos, económicos, políticos, culturales y espirituales para que, cada mujer, cada hombre y cada niño pueda desarrollar plenamente toda la riqueza humana y todo el poder de creación que lleva dentro. Privados de estas dimensiones humanas fundamentales el mundo se reduce a un campo de batalla donde se enfrentan violentamente, las voluntades de crecimiento y los deseos de poder de los individuos, los grupos y las naciones.
Estamos perdiendo el respeto y la armonía con la naturaleza y el universo del que formamos parte; hemos roto con el pasado estamos cambiando el rumbo:
¿Sabemos a dónde vamos? Mario Morasan, 1995.